Los hurtos a pequeña escala en las tiendas han crecido. Sobre todo los que cometen bandas organizadas en connivencia con empleados que, desde dentro de los comercios, colaboran con los ladrones.
Las mujeres roban sobre todo ropa interior y cosméticos. Los hombres, bebidas alcohólicas.
Van haciendo su particular recolección. Los rateros de tienda parecen de poca monta pero le cuestan a los comercios españoles más de 2.500 millones de euros en pérdidas.
Y lo que se observa es que cada vez se organizan más y con cómplices. Aumentan los hurtos, y paradójicamente en España baja la invesión en seguridad en las tiendas.
Por perfiles, los hombres se decantan por robar bebidas alcohólicas caras. Los jóvenes productos electrónicos como móviles. Sin embargo, más de la tercera parte de los productos que se venden carecen de protección electrónica ante el robo.
Otros tienen antirobos de fábrica. Casi la tercera parte de lo que se roba se lo llevan los propios empleados.
Al final, las pérdidas las acaban pagando las familias españolas en sus compras: casi 200 euros.
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